Por: José André Bejarano Triana
Coordinador de Prevención y Salud Integral
La pandemia ha originado inconmensurables esfuerzos para que el mundo no se detuviera del todo. En el ámbito de servicios, casi todo se volcó a procesos tecnológicos que posibilitó que se siguieran generando las atenciones de los usuarios; todo esto marcó un precedente en términos de abandonar viejos procesos subyugados al uso de formatos en papel, los cuales se tornaban engorrosos y muchas veces arcaicos en su topografía de acción.
Desde la Coordinación de Prevención y Salud Integral tuvimos que movilizar nuestros servicios de atención individual y de sensibilización colectiva, a procesos netamente virtuales; todo con el fin de preservar la integridad de nuestro personal y la de los usuarios. Sin embargo, dentro de toda esta situación hay diversos aspectos los cuales no se contemplan, pero que contribuyen de manera gradual al mejoramiento del medio ambiente y principalmente a la sostenibilidad del planeta, lección loable que nos ha venido dejando toda la pandemia.
En la presencialidad se gastaban en promedio 4 hojas de papel para la atención en psicología y 3 hojas de papel para la atención en enfermería, en ese orden de ideas el promedio de atención de estos servicios semestralmente era de 80 personas, lo que significa que se estaban gastando 280 hojas promedio para la atención, eso sumado a las carpetas de cartón y las cajas utilizadas en archivo, de igual manera en las campañas adelantadas por nuestra área teníamos un uso de papel significativo manejado en tres formatos. Por ejemplo, para el semestre 2019 II, se gastaron un promedio de 1500 hojas de papel en registros de asistencia y encuestas de satisfacción.
Según datos suministrados por el periódico el Espectador, un empleado de oficina puede llegar a gastar hasta 10 hojas de papel al año y se necesita en promedio 17 árboles para producir una tonelada de papel, por ende, tornarnos al teletrabajo llevó a qué todo este gasto de papel se suprimiera y que estos procesos se transformaran de manera digital.
En conclusión, aunque la pandemia por coronavirus ha causado grandes estragos en diversos campos de la economía y repercusiones en la salud mental y física de las personas; hay que reconocer, que permitió que el planeta tomara respiro de nuestra capacidad de consumo y que, a partir de ese respiro, nosotros los seres humanos debemos adoptar hábitos que contribuyan al mejoramiento sustancial del medio ambiente. Lo anterior, es un factor de protección ante posibles estragos que la misma naturaleza nos da como consecuencia de nuestras malas prácticas.