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Los participantes de la Escuela de Líderes Universitarios #51 de la Universitaria Agustiniana; Geraldine Ardila, Laura Arévalo, Ana María Castro, Valentina Sánchez, Mónica Solanilla, Leidy Ramos, Juan Anaya, Andrés Peñaranda, Sebastián Vargas, y Leonel Olivar, vivieron la Navidad de una forma distinta a su costumbre, la ‘Escuela’ fue el escenario de esta asombrosa experiencia.

Por: Laura Arévalo y Andrés Peñaranda  

¡Se llegó el día!, nos presentamos a las 11 de la mañana del 4 de diciembre de 2018 en la sede de la Central de Juventudes en Bogotá. Desde allí partimos hacia el lugar conocido como La Capilla, en Cachipay.

Fue una experiencia de muchas sensaciones y teníamos sentimientos encontrados, por un lado, una alegría inmensa de representar a nuestra UNIAGUSTINIANA en este espacio, y por otro, algo de nostalgia al dejar a nuestras familias en fechas tan importantes como lo es Navidad.

En el bus donde íbamos nos encontramos con chicos de otras ciudades y países, el viaje duró aproximadamente 3 horas hasta llegar a La Capilla, sin embargo; nuestra experiencia se iba a desarrollar en la finca San Jorge, los dos lugares estaban separadas por un camino irregular, y es entonces cuando nos dimos cuenta que nuestras maletas eran muy grandes. 

En aquella finca nos encontramos con el resto de nuestros compañeros de Escuela; iniciamos con actividades para romper el hielo y creamos los grupos que al final armarían toda una comunidad. Conocimos a nuestros líderes del encuentro, Respos, Auxi y Cordi, nos contaron sobre las diferentes formaciones que íbamos a recibir como Ascética, Litúrgica, Patriótica, Deportiva, Humana y Artística.  Empezando por el horario, esta experiencia nos mostraba nuevos retos, desde las 5:00 a.m. con una evaluación.

Los primeros 3 días se hicieron eternos; pero con el paso del tiempo nos fuimos adaptando y nos unimos de una forma extraordinaria tras compartir los 24/7. En alguna ocasión, recordamos varios momentos, como cuando decoramos nuestra finca de Navidad, pues estaríamos por varios días en este lugar, nuestras oraciones juntos, el momento de aseo general a la casa con la canción “Calma” de fondo, y que no se nos olvidara la estrofa del himno, porque el Auxi. podría preguntar sobre ello en la formación.

Cada día teníamos que pensar en la “Porra” que íbamos a presentar, las novenas eran especiales por nuestro grupo musical, el momento de regresar al foro era difícil, pero cada dinámica nos recargaba, esperábamos la tarde para el momento de batería y reírnos de lo que había sucedido en el día, y lo más increíble, cuando iniciaba nuestro retiro muchos pudimos observar nuestra primera estrella fugaz, parecíamos niños pequeños, luego ya se convirtió en nuestro "hobbie" favorito en las noches. Sin duda, La Finca de San Jorge era un lugar mágico.

Cada lugar que conformaba ese espléndido lugar, era único y especial, podíamos sentir la paz y tranquilidad que nos transmitía estar allí, como olvidar aquellos atardeceres que describían aquella frase que nos transformó la vida: “Los pies en la tierra, la mirada en el horizonte, el corazón en el sagrario, la sonrisa en los labios y la alegría en el corazón”. De solo pensar en esta frase y contemplar la perfección de las cosas que Dios Padre nos ha regalado, sentir cada brisa, cada canto, cada ruido que transmitía la naturaleza, nos hacía sentirnos cada vez más agradecidos con la vida y con él por darnos la oportunidad de vivir esta experiencia.

Todos sin pensarlo a la hora del retiro teníamos vacíos, dolores, tristezas, angustias, pero muchos no lo sabíamos hasta que te das la oportunidad de abrir tu corazón a Dios y te permites mediante la oración tener un acercamiento y un diálogo profundo y sincero con él, nuestro creador y salvador ¿quién más puede escucharte y llenarte de su amor puro y misericordioso, de nunca abandonarte cuando tú más lo necesites? solo ÉL.

Definitivamente, la fe en Dios nos permite ver lo invisible, creer en lo increíble y recibir lo imposible.
También fuimos conscientes que tenemos que dejar un mundo mejor del que hemos encontrado al llegar a la vida. Preocúpate por el otro, no ser egoísta; si ves que tu hermano se siente mal, dale un abrazo, acompáñalo, no lo dejes solo y mira lo bonito que se siente el amar a todos como Dios nos ama a cada uno.
Y para terminar, la mejor parte de todas: ¡AMIGOS CON UN AMIGO EN COMÚN, JESÚS! Todos llegamos con algún propósito a la escuela, pero todos nos fuimos con algo en común que nos une y nos unirá por siempre, como decíamos: en el sagrario nos vemos.

 

- Si tiene dudas sobre esta publicación o requiere solicitar la corrección ortográfica en alguno de los textos, no dude en ponerse en contacto con nosotros a través del correo electrónico: comunicaciones@uniagustiniana.edu.co

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