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La estudiante Jennifer Dayán Juyó, del programa Hotelería y Turismo narró su experiencia.  

Por: Jennifer Dayan Juyó
Estudiante de Hotelería y Turismo.  

Cuando decidí inscribirme en el Reto Aventura, sabía que iba a ser un espacio de esparcimiento en donde podría disfrutar de la naturaleza y compartir con demás personas con quienes no convivo diariamente. Sin embargo, no imaginé que fuera a ser un reto y que a su vez fuera tan agradable y sorprendente. Realmente es una experiencia en la que logramos conectarnos con nosotros mismos, vemos desde otra perspectiva la vida y reflexionamos en apreciar más las cosas que poseemos y emprender cambios positivos.

La experiencia fue increíble, nos permitió desafiarnos a nosotros mismos, superar los límites que nos imponemos cada uno; además de alejarnos de lo común, de la tecnología, que, lastimosamente, ahora es algo indispensable y nos obliga estar atados a ella; estar conectados a todo tipo de dispositivos muchas veces no nos permiten vivir este tipo de momentos.

Por otro lado, los facilitadores quienes fueron un equipo muy unido, muy sólido y responsable, estuvieron siempre muy pendientes de lo que cualquiera necesitara, se encargaron de que el reto fuera una de las mejores experiencias, porque no solamente fue ir a conocer un lugar como el Desierto de la Candelaria, fue encontrarse consigo mismo.

Las actividades propuestas por los facilitadores, fueron muy útiles, mas allá de pensar en que equipo se destacaba o quien era el más ágil, nos permitió reflexionar de todo ello que tenemos, pero no apreciamos.

Por ejemplo, en la actividad de la caminata en la que íbamos con los ojos vendados, me permitió cuestionarme sobre el hecho de que pocas veces presenciamos la belleza de las cosas y no nos detenemos en esto porque simplemente vivimos acostumbrados. No me había detenido a pensar en las personas que tienen alguna discapacidad y no pueden apreciar ciertas cosas; como los paisajes que pudimos observar esos tres días, y lo que ellos darían por poder ver algo así.

Aprendí, que el cuerpo, el alma y la espiritualidad son fundamentales para poder ser una persona racional y un ser humano con valores, que no solamente debe enfocarse en sí mismo, sino que también es importante pensar en el otro.

Realmente, me encantaría poder repetir una experiencia como Reto Aventura, y que muchas más personas puedan vivirla, pues nos permite salir de nuestra zona de confort.

“Si caminas solo, llegarás más rápido; si caminas acompañado, llegarás más lejos”.

 

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