Pasar al contenido principal

“Fue sin duda un reto muy interesante, porque la comunidad a través de las visitas y oraciones en las casas mostraban su deseo por participar de las actividades”.

 

La Misión de Semana Santa en la Vereda Platanales, perteneciente a bocas del Pauto Casanare, se llevó a cabo del 7 al 15 de abril, el grupo Misionero Diakonía fue protagonista en esta historia y hoy comparten con la Universitaria Agustiniana la experiencia del encuentro.

Eran las ocho de la noche, del viernes 7 de abril y acabábamos de salir de la misa de envío. La expectativa y las ansias eran totales, en parte porque teníamos a nuestros seres queridos a nuestro lado.

Comimos una deliciosa cena preparada por nuestros hermanos de ESUNA, a quienes debo agradecerles día tras día por tanto amor, pues es precisamente de lo que vamos cargados, y es eso lo que las personas necesitan de los misioneros: no tanto libro, no tanta corrección, ni tantos concejos de cómo vivir una vida en su casa, con su gente y en su llano.

Con esta idea salimos en un viaje que duró más de 15 horas hasta llegar a nuestro destino, la vereda Platanales jurisdicción de la Parroquia de Bocas del Pauto, allí nos encontramos con una realidad que ya no es ajena a esta parte del país, personas que viven, en su mayoría, del trabajo que les dan las petroleras y que como en cualquier empresa de la ciudad, cumplen horarios estrictos hasta en época de semana Santa.

Fue sin duda un reto muy interesante, porque la comunidad a través de las visitas y oraciones en las casas mostraban su deseo por participar de las actividades, que como iglesia vivimos en la semana de pasión, muerte y resurrección de nuestro Señor. Así mismo, reconociendo que estas son en el amor, procuramos disponer nuestro espíritu para que se dieran los momentos.

Es el amor el que nos llama, es el amor el que llevamos, es el amor el que trasmitimos, el que comunicamos y aunque parezca asombroso, porque lo es, el que recibimos. Esto es una siembra que da el ciento por uno, claro está que hay condiciones y se nos proponen dos: en primer lugar, que el amor que brindemos tenga las características del amor narradas en 1°Cor 13 y en segundo lugar, que el misionero es rostro de alguien que es mayor que él mismo y cuando te vean, son las actitudes del que te envió las que debes mostrar, de esta manera quien queda en los corazones de estas personas, no es X o Y misionero, es cuanto amó y cuanto reflejó a Cristo mientras compartió con nosotros.

Por Alejandro Castro y Camilo Roldán

Misioneros DIAKONIA