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El proyecto Felicidad a establecido un cambio en la vida de muchos de aquellos que lo han empezado a desarrollar, la idea Agustiniana de un conocimiento interior que transforme la existencia a traves de aquel que es el Amor y habita en cada uno de los corazones, se manifiesta en la acción de gracias. La Crónica escrita por una docente que lleva en el proyecto dos años así lo manifiesta.

Por: Briggitte Andrea Aguirre / Docente e investigadora, Programa Administración de Empresas

Es muy grato para mi poder realizar esta breve descripción de mi experiencia durante estos dos últimos años en el proyecto “Felicidad”. Para empezar, quiero reconocer el esfuerzo de los organizadores y su genuino interés por el bien-sentir de los maestros de la institución al haber hecho posible la realización de este espacio. Además, quiero resaltar la riqueza de las actividades, los lugares y desde luego, las delicias gastronómicas de cada encuentro. Finalmente, me gustaría contar un poco sobre algunos temas puntuales que han enriquecido mi vida personal y mi labor profesional gracias a mi participación en los talleres de encuentro conmigo misma.

Para iniciar quiero hacer expresa mi gratitud a Fray Diego y todo su equipo de colaboradores de “ESUNA”, así como a todas las personas que de una u otra forma hacen posible la realización de este proyecto. Como lo comentaba inicialmente esta iniciativa demuestra el compromiso de las directivas con sus profesores. Asimismo, refuerza el concepto de humanización de la docencia, construyendo nuevos lazos de fraternidad y sentido de pertenencia entre los que hacemos parte de la comunidad agustiniana. Gracias por ello.

Seguidamente, quiero decir que he encontrado muy acogedores los lugares donde se han llevado a cabo los encuentros. Sin excepción, estos dos espacios han sido muy bien escogidos, pues cuentan con áreas amplias y cómodas, rodeados de flores y plantas, que llevan por si mismas a la distensión y al recogimiento. En mi experiencia, estás características me permitieron una mejor disposición para la realización de las actividades y el acercamiento con mis colegas desde el juego, la risa, la emotividad y desde luego las comidas, estas últimas recuerdo permanente para todos los que asistimos y volvimos con unos kilos de más.

Por último, “Yo Soy” y “Quien soy”, han reforzado en mi la importancia de mi vida espiritual como eje primordial de todas las tareas que realizo. Actividades como las prácticas de meditación contemplativa, la constante revisión de mi papel como docente y guía, la elaboración de cometas para hacer volar los sueños. En conjunto han logrado trascendencia en mi quehacer y sentido de arraigo por una institución que vela por mi comodidad y crecimiento integral.
 

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